El jefe de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, se va de embajador ante la ONU en Nueva York

Jorge Moragas abandona la jefatura del Gabinete de la Presidencia de Gobierno. Su nuevo destino será el de embajador de España ante la ONU, con sede en Nueva York. La decisión fue adoptada hace meses y la solicitud de la plaza igual. En su decisión de dedicarse a la carrera diplomática, por lo tanto, no ha contado el resultado electoral del 21-D en Cataluña.

Moragas, de hecho, llevaba tiempo planteando su retorno a la carrera diplomática, aunque la decisión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de mantenerle como jefe de gabinete tras las últimas elecciones generales le hizo mantenerse en la pura actividad política.

Moragas, que es además diputado del Grupo Popular por Barcelona, formó parte ya de las quinielas periodísticas como posible titular del Ministerio de Asuntos Exteriores, cargo que ha acabado ocupando Alfonso Dastis.

El peso político de Moragas como asesor directo del presidente Rajoy había crecido durante los últimos años tras se nombrado jefe de las campañas electorales del 20 de diciembre y del 26 de junio. De los 123 parlamentarios de los comicios de finales del año pasado, Rajoy pasó a los actuales 137 del mes de junio de 2016.

Diplomático de carrera, ha compatibilizado su puesto en el Gabinete con la tarea de apoyo personal de Rajoy en las reuniones con mandatarios extranjeros, labor que ha proganizado desde 2008.

Moragas no era nuevo en las labores de Moncloa: fue miembro ya de la Secretaría General de la Presidencia en el primer Gobierno de José María Aznar, en 1996.

Su salida será interpretada como una fuga política importante. Pero lo cierto es que, pese a las derivadas que se puedan sacar, Moragas no ha tomado la decisión en base a los resultados electorales catalanes. Su decisión venía madurándose desde hace tiempo y su convencimiento de regresar al campo profesional había sido alcanzado ya previamente. Pese a ello, el prefirió seguir fiel al presidente Rajoy hasta lanzar la actual legislatura y evitar que su decisión personal pudiese ser interpretada, tras los resultados electorales de 2016, como un abandono puramente político.